lunes, 12 de abril de 2010

Una y otra vez

De nuevo lo volví a hacer. Justo cuando me había dicho que ya no más. Me descubrí haciéndolo dos veces. Esa canción de nuevo, vieja y supuestamente olvidada. Ahí estaba yo, pero ahora cantándola, tomando lo ajeno como propio, satisfactoriamente, ese era yo. Y decidí ocupar la doble negación para engañarme, y sentirme mejor: "No es que no quisiera". Es tan fácil caer en lo mismo, encontrarse haciendo lo ya hecho, lo que no se quiso hacer y se sigue haciendo. Es gracioso verse desde ayer siendo lo que se es hoy, ahí está de nuevo, los mismos versos pero invertidos, con otros patrones y otra organización, pero me andan siguiendo. Es necesario aceptar lo vergonzoso, sino terminaré en otros tiempos, y no mejores ni peores, pero serán otros desde éstos, y eso es quedarse estando lejos.

miércoles, 7 de abril de 2010

Recuerdo

Creo que una parte de mi aún no ha regresado. No sé si me quedé dormido más del tiempo acostumbrado, y entonces así como no supe que soñé tampoco supe si volví siendo yo, o en verdad me quedé y sólo volvió lo básico para engañarme y sentir que sí soy yo. Alguien más debió tomarme y hacerme sentir de momento que no fue así. Tuvieron que pasar los días para darme cuenta de ello. Fue un gran golpe, fue como verme partir en ese muelle en el que me dejaste Cristina, pero esta vez ambos quedándonos a decirle adiós con los brazos aquello que era yo y ninguno de los dos lo sabía. No me he sentido como yo, algo anda vacío entre mi, a mi alrededor, en mis adentros, no me reconozco entre los gatos que me diste, es como si nos hubiéramos olvidado de nosotros Joaquín, Lucía y yo.
El tiempo de mis pasos no es el mismo, hay algo que no cuadra, que no es fluido, ya no hay coordinación entre mi respiración y mis movimientos, mi cuerpo ha perdido la memoria. No existe ese vínculo que armonizaba el todo. Se me escapan mis palabras y llegan otras que no me gustan como suenan, que detesto su pronunciación y me atacan a cada rato. Éstas han venido a salir de mi boca como si yo lo decidiera, y no soy yo, en verdad, hay alguien más que ha vuelto a decirme que sí soy, pero yo sé que no. Y ahora sabe que lo sé, y se está armando de cosas para cambiarme las ideas y venir a decir otras, así que si notas algo extraño Cristina, no le hagas mucho caso, piensa que no soy yo quien lo escribe aunque sí quiero hacerlo pero de otra forma y no de esta. Sé que esto está fuera de control, pero yo estoy bien, yo soy (cuando se me permite) aquel niño con el que jugabas y que te ha venido amando desde siempre. Yo también me acuerdo de los veranos en el campo, cuando ambos visitábamos a nuestros abuelos, y éramos nosotros y los papalotes, aquellos que tu madre nos hizo con sábanas viejas que vieron engendrar a tus ancestros y maderas de la tienda de Mariano. Todavía veo en el aire los papalotes antes de la lluvia de la tarde, alcanzando el cielo, cuando el aroma a café llenaba la sala al visitarte y la vieja música de tu abuelo avisaba las cinco, y yo, siempre quería bailar. Aún todavía me descubro bailando en recuerdos de la manera en la que hubiera bailado, aunque nunca lo hice, y se me quemaban los ojos de pensarme haciéndolo, pero no me atreví, no entendía la dinámica, así como tampoco entiendo la dinámica de hoy, de mi, de lo que soy ahora. Hoy todo es más difícil Cristina. Ahora sólo soy lo que recuerdo.

Un abrazo.
Andrés